jueves, 26 de noviembre de 2009

Chang O Lin va al Bingo!!


Pues mire sí, a los chinos nos gusta apostar. Que le vamos hacer. La tensión, los nervios, el imaginario que lleva asociado: lujos, sexo, yates, propinas y dineros. A un chino eso le encanta. No es que el bingo sea jugar a la ruleta rusa en un palacete ucraniano con Rihanna pero no está tan mal. Algunos creen que "donde las personas se juegan el dinero son lugares turbios, rancios, fríos y abatidos", pero yo no estoy de acuerdo. Eso es ver la botella de Wisky (que copazos señores, ya podrían aprender en otros sitios), medio vacía. Los lugares donde la gente se juega el dinero son sitios llenos de esperanza, con moqueta, y humo de cigarros rubios, con gente amable a tu servicio, que te sirve y te cobra los cartones a la velocidad de la luz, que te paga lo ganado sin renegar y que te desea suerte, con ciudadanos de lo más variopintos que van por allí esperando que su vida de un ligero cambio o que su cuenta experimente un pequeño ingreso. O no tan pequeño. Y encima comprobamos que lo de afortunado en el juego, desafortunado en amores es un aforismo castellano que no tiene ni pies ni cabeza.

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